CON MI AMIGO SOPLO

lunes, 29 de noviembre de 2010

EL HAIKÚ EN OCCIDENTE ( ll )

haikú en Occidente (II)
















Paris, 1912


La restauración Meiji de 1868 no sólo supuso la apertura de Japón a las influencias occidentales; también constituyó un punto de partida en el interés de los propios países europeos por la cultura japonesa, pues el flujo de información hasta entonces había sido mínimo.
En lo que al haiku se refiere, Henderson lo explicó así: "La forma del haiku es singularmente japonesa, pero creo con la mayor firmeza que tiene características que trascienden las barreras del lenguaje y la nacionalidad, y que la hacen apta para ocupar un lugar especial entre las formas de poesía occidental".


Haiku en inglés:

Las primeras influencias las encontramos en el poeta inglés B. H. Chamberlain; pero debemos al grupo de los imaginistas, creado alrededor de 1910 por varios poetas ingleses y americanos, el primer intento serio de asimilar en occidente la filosofía del haiku. Este grupo, en su afán de romper con la poesía inglesa de entonces, orientó su búsqueda hacia una simplificación de la expresión. Anhelaban, en definitiva, una poesía más objetiva, sin grandes elaboraciones intelectuales.

El camino llevaba directamente a la poesía japonesa clásica y, en especial, al
propio haiku. Del grupo imaginista destacan los nombres de Ezra Pound, americano
y cofundador del grupo, y Amy Lovell, poetisa también americana que se unió algo más tarde. También pertenecieron nombres ilustres como D. H. Lawrence o el irlandés James Joyce. En todos ellos encontramos poesías próximas en la forma (y algo menos en la temática) al haiku clásico japonés, aunque nunca llegaron realmente a escribir haiku.


Desde el impulso de los imaginistas, incontables poetas han escrito haiku en lengua inglesa. En Inglaterra, muy tardíamente, lo han cultivado con acierto Fred Schofield, Colin Blundell o David Cobb (pertenecientes todos ellos a la British Haiku Society, fundada en 1990), si bien la adopción del género fue, a partir de 1950, especialmente entusiasta en Estados Unidos (también algo más
tarde en Canadá), con estudios teóricos de referencia obligada como los de Henderson y Blyth, en un proceso que culminaría en 1968 cuando un grupo de veinte literatos funda la Haiku Society of America (en 1977 se funda Haiku Canada). Desde entonces hasta hoy se han multiplicado en norteamérica las asociaciones, revistas y publicaciones electrónicas que versan exclusivamente
sobre el haiku. A lo largo del siglo XX han destacado, entre otros, norteamericanos como James Hackett, Jack Kerouac, Elisabeth Lamb, el propio Henderson o el japonés-americano Kenneth Yasuda (Shôson).

Ezra Pound 

Ernest Hemingway escribió de Pound: «Siempre daba la impresión de estar a punto de ir a otro sitio. Tiene el temperamento de un toro de lidia de don Eduardo Miura. Si alguien despliega un capote o le ofrece una muleta, embiste». Y añade Hemingway: «Pound es un hombre alto, de barba pelirroja, con un extraño corte de pelo y muy tímido… y no piensa que haya venido a este mundo a sufrir».

En esos años publica sus más importantes poemas, se casa, también traduce y, junto a otros poetas y artistas plásticos, crea movimientos de vanguardia como el Imaginismo o el Vorticismo.

Todos los poemas de esa época, más algunos inéditos y bastantes de sus peculiares, brillantes e influyentes versiones, paráfrasis y adaptaciones de los poetas provenzales, chinos, griegos y romanos, que convulsionaron la poesía anglosajona, quedan recogidos en Personae. Uno de ellos es el famosísimo, «En una estación del metro» -perteneciente al libro Lustra, 1913-1915-.


El poema dice:

«La aparición de esos rostros entre la multitud;
pétalos sobre una rama negra, húmeda»,

y ha quedado como una muestra especialmente conseguida en un idioma occidental de esa forma poética japonesa tan condensada y perfecta, el haiku.
Pound pone de manifiesto sus intentos -a veces, como ésta, tan logrados- de trasladar al inglés la concisión y calidad visual de una lengua ideográfica, como el japonés. Defiende, además y sobre todo, los placeres de los sentidos, por mucho que los placeres de la literatura no sean del mismo orden que los de los sentidos. Pero es que, para Pound, la literatura no es una cosa mental: la poesía se compone para ser leída en voz alta.

".. años atrás, tres en París, me levanté de un "metro" tren de La Concordia, y vi de pronto un rostro hermoso, y luego otro y otro, y luego la belleza de un niño frente a una mujer y luego otra mujer hermosa, y he intentado todo el día para encontrar palabras para lo que eso había significado para mí, y yo no podía encontrar palabras que me parecieran dignas, o hermosas como esa emoción repentina. ... Y esa noche, cuando me fui a casa a lo largo del Raynouard Bvd, todavía estaba pensando, y me encontré, de repente, con la expresión. No quiero decir que he encontrado las palabras, pero llegó una ecuación ..., no en el discurso, un poco en el color.
Fue precisamente eso - un "patrón", o casi un patrón, si por "patrón" se quiere decir algo con una "repetición" en si mismo.
No quiero decir que yo no estaba familiarizado con las historias de educación infantil sobre los colores que son como tonos en la música. Si intentas tomar notas de forma permanente se corresponden con determinados colores, es como la vinculación estrecha del significado de los símbolos.
Esa noche, en el Raynouard Bvd, me di cuenta muy claramente que si yo fuera un pintor, si tenía, a menudo, ese tipo de emoción, o incluso si tuviera la energía para las pinturas y los pinceles , podría encontrar una nueva escuela de pintura, una pintura que habla sólo por los acuerdos de color .."

. . .

Comentario de MAURICIO ROSENMANN TAUB


EN UNA ESTACIÓN DEL METRO

"La aparición de esos rostros en la muchedumbre;
pétalos de una negra, húmeda rama."

Pound dio cuenta de los aspectos que motivaron la escritura de este poema que le tomó casi dos años terminar y que tuvo por lo menos tres versiones, una siempre más breve que la anterior, y sobre el que reflexiona: Me atrevería a decir que carece de sentido a menos que uno haya sido arrastrado dentro de una cierta vena de pensamiento. En un poema de esta clase, uno trata de registrar el instante preciso cuando algo exterior y objetivo se transforma en sí mismo, o cuando expele de sí mismo algo interior y subjetivo.

. . .

Haiku en francés:

Desde muy temprano, los poetas franceses abordan la nueva forma poética con interés. Es curioso el hecho de que el vocablo haikai haya prevalecido en el gusto francés hasta hace muy poco por encima del más moderno haiku. Ya en 1905 encontramos una pequeña colección de haikai a cargo del poeta P. L. Couchoud. Son también reseñables las contribuciones de Julien Vocance desde la primera guerra mundial y, a lo largo del siglo, de escritores como Robert Davezies, Serge Brindeau o Jacques Ferlay. En la actualidad se escribe haiku prolíficamente en Francia, Quebec y, en general, toda la comunidad francófona.

Haiku en portugués:

En Portugal encontramos la figura de Camilo Pessanha, que introduce la forma a principios de siglo desde su fascinación por la cultura oriental. Sin embargo es en Brasil donde el haiku se cultiva con más interés, a partir de los pioneros Afrãnio Peixoto y Guilherme de Almeida. Este último propone una novedosa forma para el haiku en la que deben rimar las sílabas finales del primer verso y del tercero, así como la segunda y la última sílaba del segundo verso.

Haiku en español:

Llegados a este punto, nos remitiremos directamente a un país:
México, cuna de la mayor parte de los grandes autores de haiku en español durante el siglo pasado, y a un autor: José Juan Tablada, cuya grandeza como poeta encuentra en sus queridos "poemas sintéticos" -como él mismo los llamó- un personalísimo vehículo de expresión. Por lo demás, aunque los autores hispanohablantes se incorporan algo más tardíamente que sus homólogos ingleses o franceses al estudio y composición del haiku, a lo largo del siglo XX se
producirán en nuestra lengua aportaciones poéticas muy valiosas dentro del género.

Sobre José Juan Tablada trata íntegramente la entrada:
. El haikú en Occidente (I)
enlace
http://haigahaikai.blogspot.com/2010/11/el-haiku-en-occidente-i.html

Otros autores mexicanos: Tras Tablada aparecen algunos poetas muy significativos como Rafael Lozano -quizá el menos influído por aquél-, José Ruben Romero, Francisco Monterde, José María González de Mendoza -español nacido en Sevilla pero emigrado a México muy pronto-, José Frías o Elías Nandino. En estos autores, especialmente en el caso de Romero, advertimos la sustitución de los paisajes gratos y vivos del haiku japonés por la rudeza y el colorido intenso de
la propia tierra mexicana, amén de la introducción de temas completamente ajenos a la tradición japonesa como el cristianismo o la tauromaquia; con todo ello, podemos decir que el género cobra autenticidad mexicana.
Mención aparte merece la figura de Octavio Paz, gran teorizador hispánico del haiku y autor él mismo de algunas valiosas muestras. Paz ha sido pionero en la traducción de haiku clásicos a nuestro idioma y ha contribuído apreciablemente a divulgar el género en el ámbito iberoamericano.


Otras aportaciones desde el español: La influencia del haiku ha ido creciendo conforme avanzaba el siglo XX. En España deja su primer rastro en autores como Juan Ramón Jiménez o, muy especialmente, Antonio Machado -de los pioneros, posiblemente aquel que mejor indagó en la misma esencia que intentaron captar los autores japoneses-, y es asimilado por los grandes poetas del 27: Federico García Lorca, Rafael Alberti o Luis Cernuda, si bien algunos de ellos nunca llegaron a componer haiku propiamente dichos. Debemos al matrimonio formado por Juan José Domenchina y Ernestina de Champourcin otras valiosas muestras del género.

Cabe destacar, en Argentina, las primeras aproximaciones de Álvaro Yunque y Jorge Luis Borges y, más tardíamente, de muchos otros poetas como Carlos Spinedi, María Santamarina, Eduardo González Lanuza o Pilar Alberdi, así como las obras de otros escritores latinoamericanos como el ecuatoriano Jorge Carrera Andrade o el uruguayo Mario Benedetti.
Terminaremos mencionando a estudiosos como la puertorriqueña Gloria Ceide-Echevarría, los españoles Fernando Rodríguez-Izquierdo y Antonio Cabezas o los argentinos Samuel Wolpin y Osvaldo Svanascini, los cuales, además del ya mencionado Octavio Paz, a veces con estudios teóricos, a veces con traducciones literarias originales del japonés, han llenado un largo vacío en nuestra lengua y nos han acercado en los últimos tiempos no sólo al género poético que nos ocupa sino a la literatura japonesa en su conjunto, a su fascinante historia y, sobre todo, a la extraordinaria sensibilidad de sus autores.

Material de consulta:

Luis Corrales Vasco, 2001
La radicalidad poética de Ezra Pound,2007
Sol Negro, sitio oficial de MAURICIO ROSENMANN TAUB

Gracias Myriam ! por la traducción de las palabras de Ezra Pound

.
http://haigahaikai.blogspot.com/

1 comentario:

  1. Un maravilloso pasaje por la historia del haiku, los de Tablada eran los favoritos de mipadre, y aunque en forma o composición de algunos se discuta la belleza, no.

    Un besiño.

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